Antes que llegue La Parca nos vamos. Los
veníamos pensando desde hace mucho. Desde hace tanto que ya no alcanzo a
recordar.
Llevamos la carpa grande, cada uno con su
saco y hartas frazadas, porque a estos años el frío duele. Pero está decidido,
nos vamos y nos vamos no más. No escucharemos ningún argumento en contra. Ni a
las esposas cuando reclamen; ni a los hijos, que ahora con palabra adulta, nos
reprueben; ni a los nietos adolescentes que con sarcasmo nos quieran hacer
sentir ridículos.
Partimos a buscar el lugar primero que nos
forjó la amistad. Partimos a buscar el Tótem de nuestra patrulla que se perdió
con los años. Que se alejó cuando nos separamos. Cuando olvidamos ser
patrulleros y nos convertimos en oficinistas, vendedores, choferes, músicos,
mecánicos, adultos, esposos, padres, jubilados y viejos. Por sobre todo ahora,
viejos.
Nos vamos a acampar no con el deseo
nostálgico de anciano que desea recordar. Nos vamos como patrulla a vivir, a
volver a mirar la noche, a sentir la lluvia, el viento y el fuego. Partimos como
antes a escuchar la guitarra, la palabra del amigo y a reír. Reír hasta que nos
duela el corazón.
Ya no nos interesa cuidarnos el reuma, la
artritis, el asma, la presión arterial, ni nada. Nos cansamos de pastillas,
inyecciones, pomadas y médicos.
Nos marchamos al reencuentro...
Antes que nos toque el olvido.
A/L